lunes, 1 de agosto de 2011

Solo diré que te quiero si es a punta de navaja.

Supongo que de nuevo gracias, no obstante esta vez el tono va cargado de sarcasmo. Cuantas trucos me enseñaste sin ser consciente, como Lázaro que de la dulzura pasa a la picardía para sobrevivir, mi alma se refugia entre mentiras y sonrisas maliciosas dedicadas a otros mas inocentes.


Siempre voy a tenerte que agradecer que hayas sido conmigo tan embustero y me hayas enseñado lo que es querer bailar mientras rodamos por la escalera. Has despejado mis dudas y has logrado que aprendiese a ser un perfecto Judas desde la jota a la ese. Contigo he comprendido que la humedad es algo que se seca y se olvida gracias a ti he sabido que la verdad es solo un cabo suelto de la mentira. Por eso sé que perderte no era quedarse sin nada, la muerte es sólo la suerte con una letra cambiada. Dormir contigo es repetir francés en una facultad donde un Miró parece una esquela y enseñan cuánto mide la oscuridad: sumando pesadillas y duermevelas. Hoy llamo a las rosas pan y al vinagre desatino las mujeres que se van se quedan en el camino. Por mucho que me duela, debo admitir que otras me ven sin ropa y tú desnudo será mucho mejor, si pretendo huir, cortar la cuerda, deshacer el nudo. Ya no juego en tu tablero, he roto nuestra baraja sólo diré que te quiero si es a punta de navaja.

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