lunes, 15 de agosto de 2011

El hombre duplicado.

Supongo que llegarás uno de estos días, espero que hayas descansado, creía que ibas a llamar desde casa de tu madre, pero ya debería saber que contigo no se puede contar para esas cosas, en fin, no importa, quedan aquí las palabras de recibimiento de una amiga, llámame cuando te apetezca, cuando se te antoje, pero no como quien se siente obligado, eso sería malo para ti y para mí, a veces imagino lo maravilloso que sería que me llamases sólo porque sí,  simplemente como alguien que tiene sed y bebe un vaso de agua, pero eso ya sé que es  pedirte demasiado, nunca finjas conmigo una sed que no sientas, perdona, lo que quería decirte no es esto...
....
Se deslizaba lentamente hacia el sueño cuando Maria Paz le susurró al oído, Qué maravilloso sería que me llamases sólo porque sí. Probablemente diría el resto de la frase, pero él ya se había levantado, ya se había puesto la bata sobre el pijama, ya marcaba el número. María Paz preguntó, Eres tú, y él respondió. Soy yo, me dio sed, vengo a pedirte un vaso de agua.

José Saramago. (Siempre)

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