lunes, 6 de diciembre de 2010

Gabriel García Márquez.

Mucho tiempo atrás, en una playa solitaria de Haití donde ambos yacían desnudes después del amor, Jeremiah de Saint-Amour había suspirado de pronto: ''Nunca seré viejo''. Ella lo interpretó como un propósito heroico de luchar sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario